Fuimos pocos esta vez, pocos pero buenos.
Damos gracias a “San Pedro” que no llegó, no pudimos abrir el Santuario y madrugamos en la Ermita del Fundador, cobijados bajo los árboles, con un dulce trinar de las aves matutinas que servían de acompañamiento a nuestras oraciones al Creador, con la presencia de un nuevo madrugador: José Luis.

La Madrugada transcurrió en el sobrecogedor ambiente de la naturaleza de Montahue, donde sus árboles nos servía de paredes hacia la bóveda celeste y las aves, a falta de nuestras canciones, elevaban sus trinos y gorjeos, dándole a nuestra oración un ambiente muy grato, tanto que el frío amanecer transcurrió sin darnos cuenta.
El desayunáculo era el regalo que Dios y la Mater nos tenían preparados de manera especial... no por la comida sino por los momentos allí vividos. De hecho el desayuno fue muy frugal, por situaciones que no viene al caso no fue posible hacer algo especial, vísperas de nuestra fiesta nacional. Tarea para el próximo año.
El desayunáculo hay que dividirlo en dos instancias: antes de la despedida y los conchos. En la primera etapa compartimos un agradable café, previa presentación de rigor del nuevo invitado, funcionario de la Dirección de Aeronáutica con asiento en el Aeropuerto de Carriel Sur, dándole un tono ad hoc con la fecha, música folclórica desde la radio de uno de los vehículos que con sus puertas abiertas y a todo volumen nos dio el ambiente que se necesitaba... más de alguien se tiene que haber despertado...; las obligaciones laborales de algunos y viajes familiares de otro hizo que el grupo se disgregara dando paso a la segunda etapa.
Los conchos fue el momento quizá más espectacular, porque ahí se nos integró un miembro de la familia de Montahue, varón y profesional joven, que había ido a visitar a la Mater: Francisco De
Mussy, quien compartió con los tres rezagados: Daniel Sepúlveda, Guillermo Cornejo y este servidor. Fue un momento realmente espectacular, después de 6 años en el extranjero, incluida una estadía en la comunidad Taizé (http://www.taize.fr/es) se radica en su terruño a compartir y vivir lo aprendido en sus estudios (Escuela de Hotelería de París). El encuentro se prolongó hasta cerca de las 11 horas, hecho inédito en nuestra comunidad; se interesó mucho en nuestra corriente de vida y quiso integrarse de inmediato, de hecho se comprometió a asistir la próxima Madrugada, donde le recibiremos con mucho gusto (incluido el jockey del último Encuentro Internacional).
En el diálogo en cuestión surgieron una serie de tópicos que analizaremos por separado.
Realmente una hermosa Madrugada.
En el diálogo en cuestión surgieron una serie de tópicos que analizaremos por separado.
Realmente una hermosa Madrugada.
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