noviembre 15, 2008

Leyendo al Caminar

Una hermosa mañana nos recibía en el acceso al Puente Viejo, cerrado aún, y que cada sábado del mes de María es punto de encuentro para nuestra peregrinación hacia el Santuario.
Con nuestra acción queremos dar testimonio del amor a María Santísima y en esta ocasión pese a que bajó la concurrencia, cumplimos una vez más el cometido.
Como es habitual emprendimos el caminar después de la oración introductoria, que la ofrecimos especialmente por Carlos Donoso, madrugador de Puerto Montt y yerno de nuestro hermano Arturo Ulloa, quien pasa por un delicado estado de salud.

Al comenzar el rezo de la Oración inicial del Mes, empezaron a aparecer los torpedos , uno a uno fueron leyendo esta oración que nos hace volver siempre a la infancia, cuando la rezábamos apoyados en el regazo de nuestra mamá, quien con paciencia y amor infito nos la enseñaba, creando con María Santísima ese lazo indestructible que sólo el amor de una madre puede generar... no puedo dejar de ver a ambas, a mi mamá y a María Santísima, como una sola, más aún si tengo la certeza que permanecen unidas en la Gloria del Señor.


Cada misterio va seguido de un canto, que como siempre es tremendamente desafinado, pero con un ardor que suple la entonación y armonía, porque lo que yo siento lo experimentan, cada uno a su manera.

A veces vamos tan ensimismados en nuestros pensamientos y reflexión que, sin darnos cuenta alteramos el orden que la costumbre tiene para el rezo del rosario y no falta el "caritativo" que nos hace callar por no respetar ese orden...




El sol fue un compañero abundante que rápidamente hizo olvidar el fresco del amanacer y contribuía con su calor a intensificar el ardor de nuestro peregrinar, sabemos que Ella nos acompaña, sabemos que El nos va explicando al caminar, el sentido de cada uno de los misterios y nos ayuda a confrontarlos con la vida diaria, con esas necesidades del cuerpo y del alma que le dan un particular sentido a lo que hacemos.




No caminamos por caminar, peregrinamos, vamos al encuentro del Señor, que nos espera en el Santuario, junto a María nuestra Madre.


Llegados a casa, nos adentramos en el misterio insondable de Jesús sacramentado y permanecemos con El en silencio, mientras nuestros corazones y el Suyo entran en un coloquial diálogo que nos apacigua y conforta.




Luego, la fotografía de rigor, para testimoniar nuestra presencia.




El desayunáculo fue muy abundante, realmente Eduardo Giácaman y Jorge Ready se esforzaron por brindarnos una alimentación sana y balanceada, con exquisitos dulces árabes incluidos... si hasta le sacó el dispensario de té a la señora para que nos regodeáramos en sabores.




Pero hubo un grato detalle: pudimos contar con la presencia de un nuevo madrugador, José "Pepe" Arias, quien acogió la invitación que se hizo en la Misa del domingo pasado y llegó por su cuenta, nos regaló un hermoso testimonio de fidelidad y perseverancia: 46 años de matrimonio (con la misma señora), viviendo en la misma casa por 40 años y manteniendo el mismo trabajo... ahora innova madrugando, que su perseverancia se manifieste también con nosotros y nos acompañe hasta cuando el Señor diga.

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