septiembre 04, 2006

Madrugada en Bahía Inglesa

Ya han transcurrido varios días desde que "aterrizamos" de nuestro viaje a Bahía Inglesa, Guillermo, Roberto, Daniel y este editor, nos trasladamos desde este "lugar de salvación", entre los bosques y el río, al silencio del desierto para hacer la voluntad de Dios.
Que duda cabe que el contraste entre nuestro terruño y el desierto nos conmueve, no sólo porque valoramos aún más lo que tenemos, sino porque entendemos y apreciamos el trabajo de quienes siembran en tierras tan áridas pero no por ello menores en la entrega y el compromiso.
Fuimos 225 varones heroicos que dejamos la comodidad de nuestras realidades para encontrarnos con quienes, al igual que nosotros, nos sentimos llamados a ser centinelas del alba, porque queremos anunciar al mundo la presencia amorosa de nuestro Señor Jesucristo.
Arribamos el día viernes a Santiago, donde nos acoge en su hogar Claudio Villagra y pudimos compartir con su esposa Jimena y además, con Roberto Horat, a quien pudimos conocer en una faceta que nos era desconocida y valorar aún más lo que está haciendo, porque sí hace mucho y poco lo divulga. Si nos trasladamos al desierto físico para hacer la voluntad de Dios, Roberto está en el desierto de la gran metrópolis poco a poco sembrando y preparando el camino haciendo allí la voluntad del Señor. Silencio, trabajo silencioso... silencio... Habla Señor, que tu siervo escucha!!! No es esa la impronta de la Madrugada? No es ese el "leit motiv" (En alemán significa “Motivo conductor” ) que nos impulsa a la Madrugada quincenal, a esta Madrugada triunfal en el desierto?
El traslado al aeropuerto fue veloz, queríamos estar con los nuestros, con nuestros hermanos y la noticia que el Nuncio nos acompañaba nos hizo encendernos más: el representante del Papa en Chile iría con nosotros al desierto. Debemos ser honestos, la paciencia de don Aldo y su carácter alegre y fotogénico hizo que pronto conquistara nuestro afecto: era un madrugador más.
El vuelo a Copiapó fue muy ameno y la tripulación de cabina disfrutó como nosotros de ese viaje.
Para quienes no conocen, como era nuestro caso, la ubicación del aeropuerto de Copiapó, éste se encuentra en medio del desierto, a 45 kilómetros de la ciudad y a sólo 20 de Bahía Inglesa.
Al arribar en medio del desierto, con un clima casi frío, nos reciben nuestros anfitriones con una calidez que hizo olvidar la fresca brisa en el trayecto del avión a la sala de arribo, ya nos esperaba allí el madrugador más pequeño del encuentro, que nos asombró a todos con su testimonio al compartir con todos y en todas las instancias.
El traslado en bus fue breve, nos registramos y luego a reconocer cuartel: la cabaña asignada C2, bien equipada a diferencia de otras que no tenían las mismas comodidades nos hizo sentirnos muy regalones de la Mater, claro que a Roberto le tocó la cabaña de al lado, similar a la nuestra, pero el cálefont no funcionaba, heroicas duchas al amanecer, bien Roberto hay que fortalecer cuerpo y alma.
Todas las comidas se desarrollaron en un comedor de campaña, bastante amplio, eso sí que no tuve suerte en ninguna de las ocasiones que escogí mesa, siempre empezaban por otra, pero igual disfrutamos la comida que con esmero nos daban.
Realmente hay que reconocer el esfuerzo de los Madrugadores de San Francisco, la cuota $ 18.000 difícilmente cubrió el coste de lo entregado, luego nos comentaron que habían realizado 2 bingos para reunir fondos.
El programa se desarrollaría en forma muy apretada dado que nos esperaban muchas actividades, la hora de cenáculo del viernes en la noche fue muy emotiva, no nos equivocamos al decir que el Espíritu Santo revoloteó gozoso sobre nuestras cabezas, tanto que me anticipé y encendí los cirios antes de tiempo, detalles... total se apagan y vuelven a encender cuando corresponda, detalles....
Mientras nuestros compañeros salían a reconocer terreno en Hoteles y restaurantes de Bahía Inglesa (seguro que Daniel quería verificar que ya no hubiese marea roja para degustar unos ricos ostiones, se limitaron a las bondades del limón de pica en unos brebajes espirituosos) nosotros compartíamos con otros madrugadores mientras saboreábamos un criaturero caldillo de mariscos.
La mañana siguiente fue preludio de un día intenso, el rosario a orillas del mar con el frío que arreciaba, fue templanza para el espíritu, ya en ese momento se iban incorporando las delegaciones que llegaron en el transcurso de la noche.
Luego se ofició la Misa de la Madrugada presidida por Monseñor Aldo Cavalli y concelebrada por los demás sacerdotes asistentes, con el apoyo de los diáconos presentes. La plática de Monseñor Cavalli, de casi 40 minutos fue de suyo contundente, tenemos el archivo de ésta pero es un audio muy deficiente como para poder escucharlo, veremos de poder mejorarlo.
De la Misa a la mesa, disfrutamos un rico desayuno para luego dar inicio a las presentaciones de cada comunidad, primero con el testimonio de un ex ejecutivo de banco de nivel top, que se la jugó y cambió el lujo y confort por trabajar en el Hogar de Cristo, seguidamente se dio inicio a las presentaciones de cada comunidad, lo que llevó casi el resto del día, rompiendo absolutamente el esquema de la organización... una vez más la vida fue superior a las formas. Nuestro testimonio fue muy bien recibido, y más de un lagrimón se derramó en viriles rostros conmovidos por el mensaje que quisimos transmitirles (se publican en nuestro correo documental: correo yahoo.com)
Al caer la tarde trabajamos en grupo analizando el lema del encuentro “Señor, venimos al silencio del desierto para hacer tu voluntad”, el resultado:
JESUS: MADRUGADOR, ¿ME AMAS?

LOS MADRUGADORES , RESPONDEMOS:

Grupo 1: Hacer extraordinario, lo ordinario
Grupo 2: La acción transformadora en el amor de DIOS, que acepta la diversidad, que provoca solidaridad, ofrece cobijamiento, y pasa de la oración a la acción.
Grupo 3: La madrugada, transformación del varón en su encuentro con Cristo
Grupo 4: Madrugador, hombre libre, amante intenso de Dios a través de Cristo y Maria.
Grupo 5: Búsqueda de vida espiritual con libertad y respeto a próximo y con un acogimiento Mariano puesto a disposición del Padre como instrumento humilde de Evangelización.
Grupo 6: los madrugadores somos santuarios vivos, potenciando el sentimiento, la inteligencia y la voluntad, en oración y acción, llevando al mundo el cobijamiento de la Mater de transformación y el envió apostólico.
Grupo 7: Señor, aquí estoy para hacer tu voluntad
Grupo 8: Con nuestra inteligencia capturar la espontaneidad espiritual y trabajar la voluntad para plasmar los cambios necesarios
Grupo 9: Madrugador, gracias que nacen se transmiten y trascienden al mundo
Grupo 10: Confiamos en que al madrugar ya no estamos solos
Grupo 11: Déjame ser el último, para ser el primero en servirte
Grupo 12: La gracia de Dios está con todos nosotros.
A la mañana siguiente salimos raudos hacia Copiapó, antes, en Caldera, visitamos la Gruta del Padre Negro, Es un centro de peregrinaje, construido sobre una roca por el famoso padre Crisógono Sierra, llamado el Padre Negro. Posee un espacio interior que invita al recogimiento, con vigorosas pinturas murales.

Tras las fotos de rigor reanudamos el viaje hacia Copiapó donde visitamos brevemente la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria, la que no pudimos visitar ya que en esos momentos se oficiaba una misa criolla.
Llegamos al punto final del Encuentro, la Misa de Clausura en la Iglesia de San Francisco, presidida por el Obispo de Copiapó Monseñor Gaspar Quintana Jorquera, Presidente de la Comisión Nacional de Santuarios y Piedad Popular de la Conferencia Episcopal de Chile. Fue una celebración muy emotiva y como es costumbre la Iglesia se remeció hasta sus cimientos con el Himno de Maipú cantado a todo corazón y pulmón por los madrugadores asistentes. Al finalizar, la foto de estilo en el pórtico.
Nos invitaron luego al almuerzo de despedida, que tragamos literalmente, para salir raudos al aeropuerto, donde tuvimos que esperar un poco más de lo acostumbrado y con los pasajeros hasta en las alas despegamos de regreso a nuestras casas.

Colofón:
Ya a la distancia valoramos profundamente este encuentro, que en lo personal fue el punto culmine en la acción de gracias a Dios, a la Mater y a nuestra comunidad de Madrugadores de Montahue por el logro tan anhelado de terminar mis estudios y poder titularme. Por otro lado, no fue casualidad que hubiésemos llegado 225 madrugadores, nuestra corriente de vida crece y concita el interés de muchos, nos corresponde entonces a nosotros ir haciendo vida lo adquirido, somos expresión genuina de fe y vida, de oración y acción y eso debemos llevarlo do quiera que el Señor nos llame, debemos buscar el silencio interior para escuchar lo que el Señor quiere de cada uno de nosotros y ponerlo en práctica. Sin saberlo, pero ciertamente iluminados por la acción del Espíritu, nuestra presentación nos encamina precisamente en la línea que Dios y la Mater nos trazaron en el silencio del desierto y todos juntos diremos: aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad.

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