Octubre 1, 2009
Charla: CARITAS in VERITATE
Agradezco a la AChS y a la Universidad Católica de La Santísima Concepción, que pensaron en mí para dar testimonio de cómo ve un empresario el significado y valor de la última encíclica papal:
Caritas in Veritate, Amor en la Verdad, publicada por Su Santidad el Papa, Benedicto XVI.
Soy Ingeniero Pesquero de la Universidad Católica de Valparaíso, titulado el año 1981, año en el cual me trasladé a Talcahuano para iniciar mi vida profesional y me he mantenido en la zona hasta el día de hoy. Comencé siendo tripulante pesquero, fui Jefe de Taller de Redes, Jefe de Flota, Gerente de Operaciones y Gerente General, la mayor parte de mi vida profesional en las empresas Mar Profundo. El año 2007 se da en Mar Profundo un cambio accionario que me llevo a adquirir el 25% de la propiedad de la sociedad, Alimentos Mar Profundo es hoy una empresa dedicada a la elaboración de conservas de pescado. El proyecto de la nueva administración, es transformar la empresa para dejarla especializada en productos de valor agregado. Tarea gigantesca tal como se están dando las cosas hoy. Pero creemos que en el largo plazo lo lograremos.
Soy católico, practico mi fe con gusto y alegría, me siento amado por Dios en forma muy especial, eso no significa que no tenga las mismas dudas que todos los demás, de cómo debo actuar en la vida, tanto en lo personal, en lo familiar como lo laboral, lo único que si tengo claro es que Dios está presente siempre.
Voy por el mundo: “contento Señor contento”.
Mi formación cristiana proviene de mi familia y desde el año 1985, del Movimiento de Schoenstatt al que pertenezco y en particular hoy a una corriente de vida llamada Los Madrugadores, instancia exclusiva de varones que se reúnen sábado por medio a orar, meditar, compartir la eucaristía y la fraternidad de amigos; lo diferente que tiene esa instancia es que nos juntamos a las 07:00 hrs por una hora y luego nos tomamos un desayuno fraternal y créanme que es una muy buena hora para intentar acercarse a Dios, aunque sea a solo a pedir y a veces escuchar. Así somos los hombres, pedigüeños.
Con lo anterior, puedo decir que soy una persona medianamente informada de lo que pasa a mí alrededor, viendo y escuchando lo que Dios quiere decirme a través de mis acontecimientos personales o lo que le pasa a otras personas. Estoy convencido que Dios me muestra día a día cómo actuar en la vida.
Por tanto, la búsqueda de respuestas a mis inquietudes las he encontrado en las lecturas de los días domingo, en charlas de personas calificadas, de conversaciones con otras personas de todo tipo y en particular escuchando a mi señora. Ella por ejemplo, fue la que me dijo el año 2007: “está bien que vendan la empresa, tendremos una buena ganancia, tú tienes un buen trabajo asegurado; pero que harán todas las personas que se quedaran sin Mar Profundo?; ¿como a Domingo, tu socio y a ti no se les va a ocurrir algo que hacer con todas esas instalaciones?, ¿te ves sin tus viejos y viejas a donde te vayas, después de tantos años con muchos de ellos? Piénsalo, yo solo te lo planteo.
¿Quién es más emprendedor? ¿Mi señora o yo mismo?
He visto como hoy se nos plantea que las empresas no son solo fuente de generación de riqueza para sus propietarios sino que también deben tener proyecciones en la comunidad toda y que se busca insertarla en el entorno cercano y no solo en las necesidades nacionales o regionales, hoy debemos ir a las familias que viven cerca nuestro, a los liceos que preparan a nuestros jóvenes, a las comunidades religiosas del sector, a clubes deportivos de barrio, etc. Hay muchos lugares donde se nos requiere y se nos pide reconocer que eso es necesario para generar la renta.
Si la comunidad no nos quiere, la tarea se nos hace muy difícil, sino veamos los casos de los vertederos sanitarios, las plantas de celulosas en los pasados años, en las centrales eléctricas de todo tipo. La comunidad ya no permite que se les impacte sin haber sido considerados en la toma de decisión y luego en la operación de las empresas, ya ninguna empresa se justifica solo por dar empleo.
En lo intelectual son múltiples los autores que han descrito formas diferentes de ver la relación laboral moderna, todos hemos escuchado de la inteligencia emocional, del cambio climático, de las redes sociales, de la movilidad social y laboral, de la capacitación, etc. Pero casi todos estos escritos tiene algo en común: presentan soluciones parciales a uno o algunos aspectos de la vida del hombre. Son muchos los autores que se dedican y han dedicado su esfuerzo a dar respuestas a la problemática laboral; a veces, parecen modas los énfasis que se dan en los seminarios, charlas y conclaves formativos para los ejecutivos de las empresas. Todos estos caminos propuestos tienen algo de verdad, siempre son un aporte, pero hasta el día de hoy no han resuelto el problema global.
Lo que si podemos afirmar es que hay acuerdo generalizado, de que el desarrollo del pensamiento ha llevado a la administración moderna a valorar cada días más al ser humano, de tal manera de aspirar a comprender todas sus inquietudes. Una consecuencia de lo anterior es que cada vez son más intrincadas las relaciones entre la persona y la empresa.
En lo concreto, hoy no se puede ver el trabajo como una simple relación entre empleador y trabajador que a la vez se equilibra con un contrato que regula la remuneración por la labor requerida. Esa visión hoy ya no es suficiente. Hoy, en la empresa se debe cuidar al trabajador integralmente.
Ok, pero en lo personal, como veo Yo esta relación laboral:
¿Cómo veo yo mi propio trabajo?
Más profundamente aún:
¿Cómo veo mi trabajo, desde mi formación católica?
¡Esa sí que es pregunta¡
Yo respondo lo más claramente que puedo desde mi pequeñez:
Veo mi trabajo desde la perspectiva del testimonio que Jesús dejó en esta tierra, mis respuestas las obtengo del Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
Les contare parte de cómo el señor me ha mostrado el camino:
- luego de lo ocurrido con mi señora el año 2007, respecto de no vender mi parte de la empresa y por el contrario comprar, junto a mi actual socio Domingo Arteaga, el resto de la empresa - trabajamos durante varios días con uno de los socios vendedores para preparar el traspaso de la administración. El día anterior a la firma de los contrato, después de conversar los últimos detalles para efecto de hacer el traspaso efectivo y habiendo acordado todos los pasos, concluimos que solo faltaba firmar en notaria la compraventa de las acciones, por lo que nos felicitamos mutuamente de haber hecho bien esa tarea.
Pero la última palabra no la teníamos nosotros dos, sino que la tenia Dios; tres horas después de decir que estábamos listos para la firma, mi interlocutor moría en mis brazos, tratando de recuperarlo de un infarto cardiaco fulminante.
Si alguien no cree que Dios nos habla por medio de personas o hechos, es porque no entiende nada de este mundo. En nuestro caso las cosas no eran como las veíamos los hombres, Dios tenía un plan algo distinto. La pase mal mucho tiempo, me costó, pero aquí estoy ya recuperado y dando la pelea por sacar adelante a Alimentos Mar Profundo S.A.
Pero mi historia no termina ahí: ya habiendo tomado el control de la empresa y echando a andar el nuevo proyecto de valor agregado, pero siempre con la duda de si ese era el camino que debía seguir en los negocios, escuche el siguiente evangelio en una misa dominical.
- Simón Pedro: ¿Me amas más que estos?
Si Señor tu sabes que te quiero.
Jesús le dice: Apacienta mis corderos.
- Simón hijo de Juan: ¿Me amas?
Si Señor tu sabes que te amo
Jesús le vuelve a decir: Cuida mis ovejas.
- Simón Pedro, hijo de Juan: ¿Me quieres?
Pedro se puso triste al ver que Jesús le preguntaba por tercera vez si lo quería.
Le contestó: Señor, tu sabes todo, sabes que te quiero.
Jesús le vuelve a decir: Apacienta mis ovejas.
A diferencia de Pedro, no me puse triste, “paré las orejas”, claro, era a mí a quien le hablaba Jesús, bastaba cambiar a Pedro por mí en el diálogo.
Al terminar la homilía de ese día, me quedó claro que Jesús me hablaba a mí con nombre y apellido y que tenía que hacerme cargo de esos trabajadores que se me encargaron.
No creo ser perseguido, no creo estar loco, no me parece que tengo visiones, no creo que la tarea haya sido para otra persona, ¿Quién aparte de mí debería apacentar esas ovejas que trabajan en Alimentos Mar Profundo?
Lo que les relato, mi vida, parece estar llena de cuentos entretenidos pero tiene un fondo duro, sólido. Dios siempre ha estado presente en el ejercicio de mi trabajo y en toda mi vida. El me ayudó a descubrir mis talentos, el me guío en el discernimiento de que debo construir sobre roca y no sobre arena, de Él aprendí el enorme poder de una semilla de mostaza, y también que a veces solo debo mirarlo a Él para saber qué debo hacer.
El camino de preparación para lo que hago lo he encontrado en la Doctrina Social de la Iglesia.
Fundamentalmente en las encíclicas, producto de la iluminación del espíritu santo sobre los Papas, ellos se han esforzado en mostrar el verdadero camino para lograr el desarrollo humano pleno; de eso se trata la doctrina social, de mostrar el verdadero camino, la Veritate.
Desde la Rerum Novarum, estudiada en el Liceo siendo muy joven, hasta hoy en Caritas in Veritate, la propuesta social de la Iglesia se centra en lograr que: el hombre, cada hombre, todos los hombres, sean considerados como un todo, y no solo en algunos de sus múltiples aspectos.
El hombre, la persona, no es una unidad productiva, es mucho más que eso y la empresa no solo es el lugar en que se obtiene una remuneración sino que también es mucho más que eso.
Hoy después de muchos años de desarrollo del pensamiento y los derechos de los hombres, se ha llegado a aceptar que el hombre ya no es solo mano de obra. Pero eso ya estaba claro hace más de 2.000 años, cuando lo anunciaba Jesús. Aún hoy estamos lejos de llegar a la meta propuesta de considerar al hombre, a cada hombre, a todos los hombres, como a mí mismo.
- Ámense los unos a los otros como yo los he amado -
Y El dio su vida por amor. ¿Cuánto libro, teoría o escuela de pensamiento humano, deberán pasar para aceptar lo que ya está dicho?
Los Papas:
León XIII con su Rerum Novarum en 1891
Juan XXIII con su Pacem in Terris en 1963
Pablo VI con su Populorum Progressio en 1967
Juan Pablo II con su Laborem Exersens en 2004
Y hoy Benedicto XVI con su Caritas in Veritate en 2009
Nos recuerdan el fundamento de la verdadera relación entre los hombres, aplicada a la vida laboral que asegure el camino a la felicidad.
Todos ellos han alumbrado, en distintos tiempos, al mundo acerca que el trato entre el empleador y el trabajador debe ser hecho en un contexto más amplio y gobernado en forma central por el respeto de la dignidad humana; propendiendo a la obtención de la felicidad por disponer de un trabajo que satisface todas sus necesidades y que se retribuye con el mejor esfuerzo, con las mejores ideas y compromiso con aquel que provee el empleo. La empresa funciona igual que la iglesia, cada persona es fundamental para que funcione su complemento.
Eso es Caritas, eso es amor.
La proposición que nos entrega el Papa Benedicto XVI a nuestro tiempo está en Caritas in Veritate.
Esta encíclica profundiza sobre la relación del hombre con el trabajo, considera los avances históricos que se han logrado; pero agrega los próximos pasos que se deben dar para avanzar más aún; a esto lo llamamos la visión moderna pero nos es más que una visión fresca de lo propuesto por Jesús en su paso por la tierra.
A diferencia de los textos académicos conocidos por muchos de los que estamos aquí, el Papa nos invita y mejor dicho nos conmina a no ver solo los aspectos que requieren avances sino que nos lleva una vez más, al igual que otros Papas a mantener la visión global del hombre, pero hurgando en las respuestas de nuestro tiempo.
Hoy, el Papa nos pide que busquemos la verdad.
Pero ¿la verdad de qué?
Cuando Benedicto XVI nos invita a buscar la verdad, se refiere a que encontremos la correcta forma de ver la relación del hombre con el trabajo, que encontremos la forma verdadera de cómo se explica esa relación, hasta el momento hemos encontrado verdades parciales; hoy debemos encontrar la verdad completa de cómo se relacionan los hombres entre sí.
Se nos propone encontrar la verdadera explicación a la antigua problemática: Causa – Efecto; en el ámbito del trabajo. En la medida que establezcamos correctas explicaciones de la relación Causa – Efecto; podremos transitar hacia la reducción de los conflictos humanos y en particular en mejorar las relaciones que se dan dentro de la empresa.
Un ejemplo práctico de un problema a resolver:
¿Cómo se logra que un trabajador haga lo que se le pide?
Respuestas tradicionales:
- Con disciplina
- Con incentivo económico
- Con leyes
- Con violencia
- Con hambre
- Sin libertad
Estas respuestas fueron y aún son aplicadas en nuestro mundo y no han resuelto el problema; el comunismo sin libertad, el capitalismo solo con incentivo económico, el nazismo con la violencia, muchos países con el hambre, el mundo lleno de leyes y convenios universales y aún con países en subdesarrollo, etc.
La proposición de Benedicto XVI que resume a los demás Papas es que debemos incluir en la búsqueda de soluciones al AMOR, al CARITAS.
El amor por el prójimo, El amor por lo que hacemos, El amor por el entorno en que vivimos, El amor por las herramientas que usamos, El amor en todo lo que hagamos.
Al combinar el razonamiento de la búsqueda de las soluciones de nuestro tiempo para los problemas que aquejan al devenir de la actividad laboral en el marco de la empresa. Deberemos incorporar lo previo a todo actuar humano, el AMOR, así la solución tomara un curso firme hacia la verdad, es decir hacia donde la verdad puede explicar y ayudarnos a dar la solución a nuestros problemas.
¿Por qué digo que el amor es previo a todo el actuar humano?
Porque lo primero que tenemos al llegar al mundo cuando nacemos, es el amor.
El amor de Dios por nuestros padres al permitirles darnos vida, y el amor de nuestros padres al recibirnos. No es eso acaso esa la primera verdad.
No existe un hombre económico, un hombre moral, un hombre biológico, un hombre social, un hombre político; el hombre es uno solo, como uno solo es su cuerpo conformado por varios órganos. No se deben separar los órganos, ni los sistemas: ya sea el circulatorio, digestivo, nervioso, ni tampoco el cerebro ni la psiquis. Va todo unido y funciona como un todo y por lo tanto la búsqueda de la verdad, se debe hacer sobre la exigencia de buscarla íntegramente.
Los ingenieros somos buenos para separar las partes o los sistemas para encontrar la causa de por qué algo no funciona, está bien para máquinas o equipos, pero no está bien para los seres humanos.
La separación del hombre en partes, sistemas o formas, conduce a aproximaciones parciales hacia la verdad. Dicho en palabra de Paulo VI, “el autentico desarrollo del hombre concierne de manera unitaria a la totalidad de la persona en todas sus dimensiones”. Dicho hace 50 años.
Eso lo podemos extrapolar a la administración de las empresas, sin temor a cometer error, dado que vamos desde el individuo hacia la comunión de individuos, que se produce en el interior de la empresa, también en la familia y se puede extrapolar hasta la humanidad completa.
El desarrollo es una vocación cristiana que nos indica por nuestra fe que nos importa el hombre, cada hombre, todos los hombres; sin diferencias, ni siquiera los méritos que razonablemente se le reconozcan humanamente, pues en lo central, ante Dios todos somos iguales, así como Dios nos entregó en el origen, su amor a todos por igual y nos enseño a hacerlo entre nosotros.
Ámense los unos a los otros como yo los he amado.
No debemos olvidar que en cada persona está Cristo y merece ser tratada como tal y con la dignidad que se merecen por ser hijos de Dios igual que yo.
Dios nos lo dio todo, partiendo por darnos a su Hijo a quien la humanidad lo crucifica cada día hasta el día de hoy. Lo duro es que no es una elección la que se nos propone. Jesús no lo dijo solo como una forma de relacionarnos para que no surjan divisiones, sino para que a partir de cumplir lo propuesto, crezca el amor, la caridad, entre los hombres. Nos enseña cuánto vale el prójimo cuánto valen mis trabajadores, cuánto valen mis jefes, cuánto valen mis socios, cuánto valen mis clientes, cuánto valen mis vecinos, cuánto vale mi comunidad, etc.
Todos los Papas y hoy Benedicto XVI, nos enseñan que el subdesarrollo o el problema del desarrollo de los pueblos y naciones no van por el lado de lo material exclusivamente. Creo que esa es la gran tarea de las Encíclicas, ellas nos martillan la conciencia acerca de que la superación del subdesarrollo no es solo superar el problema material. Nos recuerdan permanentemente desde la muerte y resurrección de Cristo, que el amor en sus diferentes formas nos lleva a superar todos los problemas del hombre, de cada hombre, de todos los hombres.
Finalmente, mi testimonio de empresario lo puedo resumir en que es posible hacer empresa y negocios, teniendo en cuenta, tal como lo afirma el Papa Benedicto XVI, el Caritas in Veritate como el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia, un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moral; en particular en la búsqueda de la justicia y la creación del bien común.
Caritas in Veritate, Amor en la Verdad,
Lucas 11: 38 - 41
Yendo de camino, entró Jesús en un pueblo y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Tenía ésta una hermana de nombre María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar su palabra.
Marta, en cambio, estaba muy ocupada con los muchos quehaceres. En cierto momento se acercó a Jesús y le preguntó: Señor, ¿no se te da nada que mi hermana me deje sola para atender?.
Dile que me ayude.
Pero el Señor le respondió: Marta, Marta, tu te inquietas y te preocupas por muchas cosas. En realidad, una sola es necesaria. María escogió la parte mejor, que no le será quitada.
Santiago 3: 16 - 18
Pues donde existen envidias y espíritu de contienda, allí hay desconcierto y toda clase de maldad.
En cambio la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, pura, además pacífica, complaciente, dócil, llena de compasión y buenos frutos, imparcial, sin hipocresía.
Frutos de justicia se siembran en la paz para los que procuran la paz.
Mateo 7: 24 - 26
El que escucha mis palabras y las practica es como un hombre inteligente que edifico su casa sobre la roca.
Cayó la lluvia a torrentes, sopló el viento huracanado contra la casa, pero la casa no se derrumbó, porque tenía los cimientos sobre la roca.
Marcos 4: 30 - 32
Y les dijo también: ¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Qué comparación podríamos dar de él?
Es semejante a una semilla de mostaza. Cuando se la siembra es la más pequeña de todas las semillas que se echan a la tierra.
Pero, una vez sembrada, crece y se hace más grande que todas las plantas del huerto. Entonces echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden refugiarse bajo su sombra.
SALUDOS DE CONDOLENCIAS POR MI MAMÁ....
Hace 3 meses.
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