diciembre 08, 2015

El Madrugador y María II

El Madrugador y María II

Si acostado me vienes a la mente,
quedo en vela meditando en ti,
porque tú me sirves de auxilio
y exulto a la sombra de tus alas;
mi ser se aprieta contra ti,
tu diestra me sostiene (Sal 63, 7-9)

En aquellos días, se puso en camino María y se dirigió con prontitud a la región montañosa, a una población de Judá[1]. Entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno; Isabel quedó llena de Espíritu Santo y exclamó a gritos: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; ¿Cómo así viene a visitarme la madre de mi Señor[2]? (Lc 1, 39-43)
·         ¿Quién es esta joven embarazada que corre presurosa a asistir a su prima Isabel?
El papa Pablo VI, aplicando lo que el Concilio Vaticano II había enseñado sobre la Virgen maría, en su exhortación apostólica Marialis Cultus llama a los cristianos a revisar la imagen que tenemos de María, de modo que ella sea vista en el contexto de las verdades de la fe.
El Padre José Kentenich en la plática de fundación de la Congregación Mariana, preludio de Schoenstatt, les dijo a los jóvenes congregantes:
Sabemos lo que queremos. No nos orientan sentimientos “piadosos” propios del momento y de la irreflexión. Somos suficientemente varoniles, maduros y cuerdos como para ello. Y aún mucho menos fuimos impulsados por ilusos ensueños juveniles o por la charlatanería de una fantasía irreal. Si somos soñadores ilusos, entonces Aquel que tributó mayor devoción a la Sma. Virgen – Cristo – sería también un soñador. Soñadores serían todos los santos, que sobresalieron por un amor filial a la Sma. Virgen. Soñadores serían los grandes hombres de la Iglesia y del Estado, cuyos nombres honraron y honran los libros de la historia de la Congregación. No, no somos soñadores ilusos y no queremos legar a serlo jamás. Sabemos lo que queremos. Con objetividad, nuestra razón trató de captar e fin de la Congregación y su naturaleza, y de medir nuestras fuerzas reflexionando tranquilamente[3].
Si leemos, por ejemplo, las oraciones del Hacia El Padre, podemos constatar que el Padre José Kentenich hace directa e indirectamente constantes alusiones al dato bíblico. La imagen que él nos muestra de maría es una imagen enteramente basada en la Palabra del Señor, en la Tradición de la Iglesia y la enseñanza del dogma.[4].
En este sentido cobra importancia lo que conocemos como: MISION DEL MADRUGADOR
Promover e impulsar fraternal y alegremente el vínculo con Dios, Cristo y María, el fortalecimiento y conquista de la santidad de la vida diaria y el empeño apostólico por transformar cristianamente el mundo, como instrumentos marianos, a través de encuentros varoniles de oración y Eucaristía de madrugada en santuarios, ermitas e iglesias
Resulta, entonces, consecuencia plena que, como madrugadores y fieles a nuestra Misión, debemos adentrarnos en el conocimiento de María.
Si nos detenemos objetivamente en el pasaje bíblico citado, hay claramente reflejadas ciertas actitudes de María, que debemos imitar conforme a nuestro particular orden de ser:
®      Disponibilidad inmediata
®      Espíritu de servicio
®      Espíritu de misión
®      Apostolado



[1]     Hoy en día preferentemente identificada con Aín Karim, 6 km al oeste de Jerusalén (Nazaret está aproximadamente a 110 km de Jerusalén)
[2]     Título divino de Jesús resucitado, Hch 2 36+; Flp 2 11+, que Lucas le concede desde su vida terrena
[3]     Documentos de Schoenstatt, B38
[4]     P. Rafael Fernández, La Imagen de María del Padre Kentenich

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