Nos preparábamos de ayer noche, a pesar de que el Señor nos mantuvo en pié avanzada la madrugada... esperábamos la OTRA... aquélla en que nos encontraríamos con El, con María y nuestros hermanos en el Santuario. El brillante firmamento nos auguraba un amanecer esplendoroso.

Pero no fue así, un gris amanecer –ya se nota como va amaneciendo más tarde- fue el preludio que ésta no sería una Madrugada cualquiera. Montahue cuando está gris no pierde su belleza pero sin duda que ésta resalta con los rayos del sol que tímidamente empiezan a brillar cuando redactamos este reporte, cinco horas después.
Iniciamos nuestra alabanza con la exposición del Santísimo, cantando a capela ya que the guitar men no amaneció con nosotros; sin duda que la Custodia lucía hermosa, nos invitó al recogimiento, fluyeron nuestras oraciones, tuvimos presente a la naciente comunidad de Puerto Williams y a todos por quienes se nos ha pedido oración.
Pero lo emotivo fue el regalo que nos hacía la Providencia: no habían hostias consagradas por las vacaciones de nuestros Padres de Schoenstatt. Paradoja: la ausencia un regalo; es cierto, siguiendo las oraciones del Hacia El Padre: 127 – 140 exclamamos entre otras las siguientes:
Pero lo emotivo fue el regalo que nos hacía la Providencia: no habían hostias consagradas por las vacaciones de nuestros Padres de Schoenstatt. Paradoja: la ausencia un regalo; es cierto, siguiendo las oraciones del Hacia El Padre: 127 – 140 exclamamos entre otras las siguientes:
Padre, quieres darnos como alimento
al Cordero, que da su vida por nosotros;
para unión de amor nos donas a tu Hijo,
que nosotros, Padre, te hemos regalado.
Deseas libertarnos de flaquezas,
Deseas libertarnos de flaquezas,
vienes a protegernos con tu amor
de pasiones que nos arrastran,
para que siempre nos conservemos íntegros.
Deseas unir íntimamente contigo
Deseas unir íntimamente contigo
en un Cuerpo, a todos los miembros
para que sean como hermanos y hermanas
a ser como cera en tus manos
para que puedas enviarnos como instrumentos
a pastorear tu rebaño según tus deseos.
Amén.
Amén.
El Señor, además, nos regaló la presencia de un nuevo integrante de la comunidad y,
además, la visita de Carlos Fressard de Valdivia, de Juan Saavedra e hijo, de Los Angeles; quienes, como es el rito inmemorial de nuestra comunidad, hicieron su presentación durante el desayunáculo.


Un especial encargo de oración hacemos por Juan Abarca y su querida esposa Anita, que están preparando sus maletas para visitar en el mes de marzo a su hija radicada en Bélgica y acompañarla en el nacimiento de su primogénito. Que el Señor les ayude a juntar los “piticlines” que son escasos y que dicho viaje sea lleno de bendiciones, por lo demás se lo merecen como un don especial por su fructífero apostolado en la Pastoral Familiar por varias décadas.
Nos vemos el 18.
Nos vemos el 18.
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