octubre 28, 2006

REPORTE DE MADRUGADA 28-10-2006

Dios sabe que fue difícil, mi querida esposa trató infructuosamente, mientras el despertador con su música in crescendo alertaba hasta los murciélagos que hacía poco entraban en su sueño diario, pero ella no lo lograba, de improviso abro los ojos y me percato que ya era casi demasiado tarde: 7,05 AM, en fracción de segundos pensé: no, es tarde ya, pero por qué no? Si no tenemos reglas, si no tenemos estructuras, por qué un madrugador no podría llegar a una hora distinta de la acordada, porque los compromisos son para cumplirlos o no?

Terminar la reflexión y saltar de la cama fue una sola acción, raudo ingreso al baño, pero que .... (diantres) pasa? ¡No hay agua! ¡Ni siquiera en el estanque para, por último! mojarse los ojos... Dios siempre provee, un pequeño hilo de agua sale de la llave de agua caliente (lo que restaba en las cañerías del cálefont) suficiente para mojar los ojos y tratar de acomodar los remolinos del amanecer que abundan en la cabellera...

Mis herramientas!!! Me iba dejando el Hacia El Padre y la cámara digital... llegaré tarde pero igual podremos captar algo, además, la semana que culmina ha sido muy especial, impactante y escalofriante, mi oficina queda en el Edificio del Pacífico, donde el jueves

ocurrió el incidente del secuestro y suicidio del estudiante universitario; ni hablar del terremoto vivido al interior de la oficina en esos mismos días y cuyas réplicas aún continúan, en fin, qué son las borrascas para un madrugador, sobre todo cuando la consigna es DUC IN ALTUM.

La calle estaba mojada, parece que esta primavera es más bien invierno, en la noche cayeron unos “churrascos” que hacían temblar el techo, pero tímidos rayos de sol trataban de abrirse paso entre voluptuosas nubes, la gran mayoría de ellas albas como la nieve, preludio de la dispersión que vendría horas después.

Ya en el terruño de Montahue avistamos a lo lejos la colección de autos utilitarios y de ocasión que cada madrugada esperan a sus abnegados conductores que encuentran impropio el air bag, el todo terreno, aire acondicionado que sin duda templarían el rigor de la madrugada, pero Garay, que hay excepciones... las hay

Trepamos hacia el santuario y pensábamos que ya Carlos (mayordomo de Montahue) debía haber reparado la cerradura, cuya manilla pendía flojamente la semana pasada por el uso y abuso de ella (lo que indica que se usa, cuidado con aquellas cerraduras que no se estropean... puede ser falta de uso)

SEÑOR, ¡Qué hermosa luce tu Madre hoy! Su señorío subyugante hace instantáneo el golpe de la rodilla en tierra: heme aquí Señor para hacer tu voluntad!! –Todavía resuena en el timbal de la memoria la consigna de Bahía Inglesa hace ya 60 días!!!

La hermana Regina, fiel guardiana del Santuario, se esmeró una vez más para que luciera radiante, con unos arreglos florales de esforzada y bella factura... ¿cómo se verá cuando ella parta al Schoenstatt eterno?

Veo las cabezas de mis hermanos, unas más brillantes que otras, literalmente hablando, pero todas inclinadas hacia Ti Señor, que nos congregas en la casa de tu Madre, porque queremos conversar contigo y Tu quieres conversar con nosotros, hay tanto que decir, tanto que
agradecer, tanto por lo que pedir tu misericordia infinita, como aquél que pidió anticipadamente su herencia: “A menudo malgastamos tiempo y oportunidades, las faltas de omisión, que nos privaron de tu benevolencia, Padre, nos oprimen pesadamente” (HP, 126).

Del silencio sobrecogedor nos saca la antífona “Las misericordias del Señor, cada día cantaré”, no importaba que el canto fuera absolutamente d e s a f i n a d o, igual nos sumamos a las viriles voces que con mucho ardor imploraban al Padre por las intenciones que se compartían.

Pese a mi tardía llegada, recibo el regalo de mis hermanos de conducir la Liturgia de la Comunión, para abrir nuestros corazones al encuentro físico con Cristo Sacramento, que a pesar de nuestras miserias e inconsecuencias, luego el silencio se apodera de nosotros para escucharlo a El.

Reconfortados nos dirigimos al desayunáculo, donde los chefs León, Abarca y Ramírez nos deleitaron con un producido desayuno, con sellados in situ incluidos, demostrando que un poco de esmero e imaginación puedan marcar la diferencia. Además, los acompañaron con unos queques hogareños que fueron irresistibles para algunos... cierto Pablo?

En la sobremesa, la conversación derivó a la próxima bendición del santuario de Los Pinos y no de Reñaca como insisten algunos, donde esperamos estar el próximo fin de semana.

Casi al concluir, nuestro más longevo madrugador nos regaló una canción que podría constituirse en el Himno de los Madrugadores.

Para la próxima Madrugada. PEREGRINACION DESDE EL PUENTE VIEJO, como todos los sábados del mes de María.

Con esta mojada imagen nos despedimos hasta la próxima.

PD: Alguién sabe algo de la avanzada Chigauayantina?

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