agosto 14, 2012

Cuando un Madrugador se va, queda un espacio vacío

Parafraseando aquella canción de Alberto Cortés, damos testimonio de la partida al encuentro del Padre, de nuestro hermano Madrugador y funddor de la Comunidad de Coronel, Víctor Sáez (Q.E.P.D.).
En la foto, aparece en el centro, y corresponde al Encuentro Internacional del año 2003, en Montahue.
¿Quién era Víctor?
Un campesino, converso y rehabilitado, un hombre que nunca ocultó el dolor por su pasado, pero que dio, hasta el día de su muerte, testimonio concreto de haber sido tocado por Jesús y sentirse profundamente cobijado en el corazón de la Mater.
A principios de este siglo, integró un grupo de matrimonios en la Familia de Schoenstatt de Coronel, "Victoriosos de María", nombre que se debe a que tres de los varones se llamaban Víctor y que, luego de haberlos conocido, no me cabe la menor duda que fue una gran victoria de María traerlos al redil.
Partió el sábado, apenas si concluida la Madrugada y no era cualquier madrugada... la comunidad que él ayudó a formar celebraba sus 9 años de existencia, en una misa concelebrada y presidida por don Pedro Ossandón, Obispo Auxiliar y Madrugador de la Santísima Concepción. Durante la Eucaristía se nos avisó de su agonía; nuestras oraciones se intensificaron.. pasadas las 9 de la mañana, cuando ya habíamos regresado a Concepción, se confirmó la noticia.
Su funerales fueron ayer lunes a las 15 horas: en mi vida no había sido partícipe de una Eucaristía de Difuntos con tanto ceremonial, recogimiento y testimonio de la vida que este hermano Madrugador ayudó a construir, fue una Misa Solemne, presidida por el párroco y asistida por cuatro diáconos, dos de ellos Madrugadores, con incienso, guardia de honor y esquinazo de cueca de despedida y como si ello fuere poco, los madrugadores presentes le despedimos con el "Ave María" que ya forma parte de nuestro acervo musical.
Los asistentes salieron del templo y cual romería acompañaron los restos de este hermano Madrugador que era despedido con todos los honores posibles y el carro fúnebre escoltado por su querido club de huasos, mientras las campanas del templo fueron echadas al viento, allí la emoción sobrecogió absolutamente... 
Ya sabemos, tenemos un Madrugador que nos acompaña desde la Madrugada eterna.
Querido hermano Víctor, descansa en paz.


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