abril 04, 2015

Madrugada en Montahue Sábado Santo

 Fue como antaño; el Tabernáculo vacío, Jesús ya no está allí; María, nuestra Madre, esperando a sus hijos, quienes nos congregamos, primero en silencio y luego nuestras voces se elevaron en plegaria, a Jesús nuestro Salvador, a Ella, nuestra Madre, todo al estilo madrugador. Llegamos 17. 



Al desayuno sólo se restó uno, que tiene como compromiso personal regalonear a su esposa con el desayuno, y Dios también allí está presente.

El diálogo que se dio fue muy enriquecedor, Daniel tocó un tema sensible e importante: volver a las raíces de nuestra Madrugada, a esos espacios de silencio exterior, para escuchar al Dios de la vida que ha hablado en cada uno desde la quincena pasada, tener con Él, a través de María, ese encuentro íntimo que cada quien y a su manera aspira o quiere tener. Fue seguido por varios y quedó en el ambiente esa sensación que hacía mucho no teníamos, es cierto que debemos mirar  hacia afuera, hacia otras comunidades, pero y como dijo Oscar, nunca dejar de madrugar en Montahue, es nuestra impronta, nuestro sello, nuestro hogar.

El vínculo con otras comunidades debe privilegiarse en los encuentros provinciales y si alguien quiere ir a visitar a otras comunidades, es libre de hacerlo, pero nunca dejar de madrugar en Montahue.
Gustavo, a raíz de la experiencia vivida en el día de ayer, con el Retiro que predicó el P. Humberto, planteó la iniciativa de tener un retiro para nosotros, en consonancia con lo que hemos estado viviendo, nuestros desafíos.
Al final y como dijo Gustavo, se dio la vida que es propia de nuestra comunidad y que muchos, por los testimonios, indicaron que extrañaban.

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